En pleno revival latino, Shakira se convierte en el fenómeno pop más rentable del momento. Su gira Las Mujeres ya no Lloran arrasa en México con siete fechas agotadas, una producción que fusiona IA, hits y pantallas monumentales, así como una narrativa de ruptura convertida en plan maestro de marketing. ¿Qué tan bueno está el show? Mucho. ¿Qué tan buena es ella vendiendo emociones? Más.
El warming perfecto: del desamor al negocio millonario
Si creen que la estrategia de marketing de Shakira se reduce a una letra punzante sobre relojes Casio y autos Twingo, están subestimando a la mujer que transformó un heartbreak en una campaña global de posicionamiento personal. Su álbum Las mujeres ya no lloran (Sony Music, 2024) no solo marca su regreso tras siete años, sino que es la piedra angular de un despliegue promocional quirúrgicamente orquestado.
El primer golpe maestro fue en Nueva York. El 26 de marzo, ofreció un concierto gratuito en Times Square ante una multitud furiosa de amor y glitter. El showcase fue tan exitoso, que dejó claro que el marketing ya no se hace con espectaculares en Sunset Boulevard, se ejecuta bailando en TikTok y cantando en vivo en el corazón del capitalismo.
Luego, literalmente, anunció el sorteo de su automóvil púrpura post-mudanza a Miami tras la separación. ¿La dinámica? Subir un video bailando Soltera y etiquetar con el hashtag #ElCarroDeShakira. Viralidad instantánea. Luego vino la house party con Lele Pons, Danna Paola, Kenia OS y otras aliadas del girl power latino. Entre shots, selfies y playback de su nuevo video, la narrativa de “superar entre amigas” quedó tatuada en millones de timelines.
Récord roto: siete veces Shakira
Y así llegamos a México. O, mejor dicho, México llegó a Shakira. La colombiana rompió récord en el Estadio GNP Seguros (antes Foro Sol), con siete fechas consecutivas sold out. Nunca nadie había hecho eso: ni Swift, ni Coldplay, ni Madonna, ni RBD. Y sí: eso es decir mucho.
Cada concierto genera alrededor de 2,500 empleos temporales, desde logística y seguridad hasta food trucks y venta de merch oficial. La derrama económica en la CDMX es multimillonaria y aún sin cifras oficiales, se calcula que su paso deja decenas de millones de dólares en servicios turísticos. Shakira no solo canta: reactiva la economía.
¿Y el concierto? Vale cada peso… y cada minuto de retraso.
Porque sí, empezó tarde. Dos horas tarde. Todos los días. Ella prometió puntualidad, pero decidió esperar a que “todos llegaran”. Británicos no somos. Y aunque la espera fue larga, nadie se fue: sabíamos lo que venía.
Y lo que vino fue pura fuerza escénica: dos horas non-stop, hits de todos sus discos con arreglos inéditos, coreografías imposibles de replicar (ni en sueños, TikTok), una producción con pantalla led de 49 metros de ancho por 9 de alto, animaciones digitales generadas por inteligencia artificial y un sistema de audio que literalmente hace temblar el foro.
Hay artistas que dan conciertos, Shakira da manifiestos.
La conexión con México, intacta y total
Desde los mariachis con los que cantó Ciega, sordomuda hasta los guiños visuales de calaveras, desierto y folklore pixelado, Shakira no escatima en cariño para el público mexicano. Y la audiencia le responde con furia devota. Aquí, la siguen desde ¿Dónde están los ladrones? y corean TQG con la misma pasión que Ojos así.
Las cifras que confirman el fenómeno
Eso, sin contar los ingresos por publicidad, merch y la monetización emocional de su nuevo yo: una mujer libre, poderosa y sin necesidad de pedir permiso.
Moraleja
¿Quién dijo que del despecho no se vive? Shakira facturó con cada lágrima, cada indirecta, cada coreografía. Porque como bien lo dejó claro Paquita la del Barrio (qepd): “¿Me estás oyendo inútil?”.
PD. Y sí, por si se lo preguntaban: fui una de las que llevó su peluca morada. La dejé en el asiento antes de pararme a gritar Antología, con un nudo en la garganta y glitter en los ojos. Y cómo ven que ya abrió 4 fechas más:
Aquí el video de una fan con mucha memoria y pila en su cel, que grabó casi todo el concierto, por si no alcanzaron boleto.
Sagrario Saraid es fundadora y directora de dobleuEse Atelier, agencia de comunicación con más de 20 años de experiencia en proyectos editoriales, manejo de crisis, branding y marketing digital. Sagrario ha colaborado con marcas como HP, The New York Times, Peanuts, SAP, Fibra Danhos, Intel, GCC, Cisco, Diez Company y Great Place to Work, por mencionar algunas. Y sigue creyendo que las mejores ideas nacen en una buena sobremesa.